Antes
El suicida mató a Zaratustra
con un recuerdo
El verso omitió el enigma
con arrogancia regicida
En la serena
indiferencia del páramo
la anciana hundió en su pecho
la mano ajada
Ah, el parque del ayer
ánimas en cartas
cielos, espumas, andares inmensos
Los ángeles babeaban desde su suerte baladí
ante la grieta de un lecho
ataúd de chocolate blanco
lo sincero, lo profundo, lo último
El alma impregnada de retazos de alma
¿Para volver a olvidar?
sonríen al sol, un ciego, una ciega
liras fúnebres
corceles en ojos
de algodonosas
profundidades.